¿Quién es Chalchiuhtlicue?

Conocida por su apodo “La de la Falda de Jade”, es una de las principales divinidades de la mitología azteca. Fue diosa del agua dulce: de ríos, lagos y mares, y personificaba la fertilidad y la vida. Es la consorte de Tláloc, el dios de la lluvia, y madre de los cuatrocientos Mixcohua, que son los dioses de las estrellas. Su figura representa la interacción entre la tierra y el agua, y fue venerada por su capacidad de proporcionar la vida. Además, Chalchiuhtlicue también fue una diosa protectora de las mujeres que parían y encarnaba la pureza, la abundancia y la protección que se deposita en los seres humanos.

La historia de Chalchiuhtlicue

Su participación en la mitología azteca, le otorgó un papel importante como una de las deidades más relevantes dentro del proceso de creación y de la propia regeneración de la existencia de las cosas, por lo que a haremos un recorrido a través de su historia en algunos de los mitos más conocidos donde ella actúa como personaje protagonista.

El cuarto sol y la inundación del mundo

Chalchiuhtlicue fue la dueña regente del cuarto sol de los aztecas, la época en la que dominó el agua. En su periodo, las necesidades de las personas dependían del agua de los ríos y de los lagos. Sin embargo, la leyenda apunta que, a partir de la guerra entre los dioses, el mundo se desequilibró totalmente.

Chalchiuhtlicue, compasiva con los humanos, provocó una gran inundación mediante la cual transformó a los humanos en peces y los dejó sobrevivir en una existencia sumergida. A pesar de que la inundación dio paso a la discontinuidad de la era en cuestión, fue un hecho que simbolizó la continuidad de la dualidad de su ser como fuerza benévola y fuerza de destrucción.

El agua, mediante la cual también renacen la vida, estructuró un tipo de periodicidad del mundo azteca y, por ello, Chalchiuhtlicue fue también sumamente reconocida dentro de esta mitología.

El papel junto a Tláloc

Chalchiuhtlicue compartía el poder sobre las aguas con Tláloc. Mientras él controlaba las lluvias, ella se ocupaba de los cuerpos de agua dulce. Juntos, mantenían un equilibrio importante para la fertilidad de la tierra y la subsistencia de las comunidades. Se creía que su unión aseguraba el ciclo vital del agua, vital para las cosechas y la vida cotidiana.

Ceremonias en su honor

Los aztecas realizaban rituales y festivales dedicados a Chalchiuhtlicue, ofreciendo jade, flores y sacrificios simbólicos. Estos actos buscaban mantener sus favores, asegurando que los ríos y lagos se mantuvieran saludables y abundantes. Además, las ceremonias incluían purificaciones en cuerpos de agua, reflejando la asociación de la diosa con la pureza y el renacimiento.

Relaciones de Chalchiuhtlicue con otros personajes de la mitología azteca

Chalchiuhtlicue está profundamente conectada con Tláloc y los cuatrocientos Mixcohua. Su relación con Tláloc representa un equilibrio sagrado entre las aguas celestiales y terrestres. Juntos, sostenían la vida y aseguraban la fertilidad de los campos, sin embargo, su vínculo también simboliza la dualidad del agua, la cual mientras puede ser fuente de vida, también puede traer destrucción.

Como madre de los Mixcohua, Chalchiuhtlicue extiende su influencia al firmamento, conectando su dominio sobre el agua con las estrellas. Esta relación no solo resalta su papel protector, sino que también refleja la creencia azteca en la interconexión entre los elementos naturales y lo divino.

La relación con los humanos además acentúa su carácter benévolo. Los aztecas la consideraban no sólo una guardiana de los recursos hídricos, sino en una madre divina que se ocupaba de su gente, aunque podía demostrar severidad si no se le rendía el culto apropiado.

La importancia cultural de Chalchiuhtlicue

Como diosa del agua dulce, la subsistencia de las civilizaciones dependía directamente de ella a través de los ríos y los lagos, de las cosechas, del comercio y de la vida cotidiana. Las ceremonias que se hacían en su honor no garantizaban que el agua fuera abundante, sino que, por el contrario, contribuían a agradecer los efectos de su protección.

En el arte, Chalchiuhtlicue se representaba con una falda ornamentada con jade y con símbolos de las corrientes, escenas que aparecen en códices, esculturas y relieves. Muchas han perdurado hasta el día de hoy, suficientes para observar la importancia que tenía su culto.

En la cultura contemporánea, Chalchiuhtlicue representa la importancia que tiene el agua como elemento determinado para la vida, para la subsistencia, lo que ha permitido en gran medida la génesis de los movimientos ambientalistas, aquellos que intentan preservar el recurso líquido, así como también lo que mantiene en cuenta la sacralidad a la que pertenecía la antigua civilización con su medioambiente.

Dicha herencia contemporánea muestra cómo los mitos pueden enseñarnos sobre la vida, de tal manera que reflejan la historia de cómo esos mitos pueden y deben servir para ir ensenando todos aquellos valores sumamente importantes: medioambiente, medidas de equilibrio, medidas de sostenibilidad, equilibrio y muchos más.

Conclusión

La prosa mitológica de las divinidades aztecas y mayas nos ofrece una perspectiva de la religión y de la ética, nos hace entender la representación del cosmos y la vida de dos de las grandes civilizaciones que fueron las que nos precedieron.

Hoy en día, no solamente es interesante descubrir las historias y las conexiones, no sólo por el hecho de ser un rayo del pasado, sino que podrían convertirse en fuentes de imaginación y de reflexión, con el fin de poder acercarnos a la rica diversidad cultural que nos puede llegar a ofrecer el México y Centroamérica, y son historias que puede incluso decirse que son historias, o mitos colectivos, sino que son los relatos e historias de los dioses que han llegado a captar la imaginación y el humanismo del ser humano.