Un Debate Centenario: La Legalización de la Eutanasia

El 16 de octubre de 1931, el Dr. Charles Killick Millard pronunció un discurso que cambió el curso de la discusión sobre la eutanasia en Reino Unido. En su discurso inaugural como presidente de la Sociedad de Oficiales Médicos de Salud, Millard abogó por la legalización de la eutanasia para pacientes incurables que consintieran en ello. La atención mediática que recibió este discurso reflejó tanto controversia como apoyo, marcando un momento crucial en un debate que ya se discutía en círculos filosóficos desde finales del siglo XIX.

El Movimiento por la Eutanasia

Millard, motivado por la respuesta favorable a su discurso, fundó en 1935 la Sociedad para la Legalización de la Eutanasia Voluntaria (VELS) en Reino Unido. En 1936, el proyecto de ley redactado por él llegó a ser debatido en la Cámara de los Lores, marcando la primera votación parlamentaria sobre el tema. Aunque fue derrotado con 35 votos en contra y 14 a favor, el proyecto de Millard se convirtió en el modelo para futuros intentos de cambiar la ley.

El 16 de octubre de 2024, Kim Leadbeater, miembro del Parlamento, introdujo un nuevo proyecto de ley en la Cámara de los Comunes que legalizaría el suicidio asistido bajo circunstancias similares y con salvaguardas parecidas a las propuestas por Millard hace casi un siglo.

El Debate Original en el Parlamento

El debate en la Cámara de los Lores en 1936 sobre el proyecto de ley de Eutanasia Voluntaria (Legalización) resonaba en muchos aspectos con los debates actuales. Los defensores argumentaron sobre el sufrimiento innecesario de pacientes terminales y la posibilidad de aliviarlos humanamente con salvaguardas como la aprobación de dos médicos. Sin embargo, los opositores resaltaron el peligro del “resbaladizo” ético, donde las salvaguardas podrían no ser suficientes para evitar presiones indebidas sobre los pacientes.

  • Beneficios propuestos por los defensores:
  • Reducción del sufrimiento en pacientes terminales.
  • Permitir a los médicos actuar con compasión.
  • Implementación de salvaguardas estrictas.

Diferentes Perspectivas

Hubo marcadas diferencias en el enfoque del debate en 1936. El lord Ponsonby, partidario del proyecto, citó el caso del explorador antártico Lawrence Oates como un ejemplo noble de sacrificio para no ser una carga. Sin embargo, tales comentarios fueron políticamente desafortunados, reavivando preocupaciones sobre un “resbaladizo” ético.

Para calmar estos temores, la propuesta fue cuidadosamente limitada a pacientes incurables con sufrimiento intolerable. Tanto Millard como sus aliados subrayaron que la ley no aplicaría a discapacitados ni a ancianos con demencia.

La Autoridad Médica y Religiosa

La oposición principal al proyecto provino de figuras religiosas y médicos destacados. Aunque algunos clérigos mostraron una apertura inesperada en sus discursos, fueron los argumentos sobre la relación médico-paciente los que resultaron decisivos.

Cosmo Lang, arzobispo de Canterbury, manifestó: “Las complejidades de la medicina al final de la vida deben quedar en la relación íntima y responsable que existe entre el doctor y el paciente”.

Los médicos Lord Dawson y Lord Horder argumentaron que la ley interferiría de manera burocrática en una relación que debería basarse en la pericia médica, no en intervención estatal.

Reflexiones Finales

A pesar de que el VELS no esperaba ganar en 1936, el debate encendió una discusión nacional crucial. Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial, el rechazo al programa de eutanasia nazi fue un revés significativo. No fue hasta 1969 que el Parlamento consideró nuevamente la legislación sobre eutanasia.

El debate sobre la eutanasia ha evolucionado desde entonces, reflejando cambios sociales y éticos significativos. La historia de esta discusión muestra cómo una idea debatida hace casi un siglo sigue teniendo relevancia y continua impacto en nuestras sociedades.