Los misteriosos lemures de Madagascar: un enigma evolutivo

Los lemures, esos pequeños primates de ojos grandes que viven en los árboles de Madagascar, una isla frente a la costa sureste de África, son un misterio de la evolución. Hace decenas de millones de años, cuando los primeros llegaron allí, encontraron una isla con ecosistemas increíblemente diversos, desde bosques tropicales húmedos en el este hasta extensiones áridas en el suroeste.

¿Qué ocurrió?

Antropólogos y biólogos de la Universidad de Montreal y la Universidad Pompeu Fabra en España se propusieron resolver este misterio evolutivo. Secuenciaron los genomas de 162 lemures de 50 especies en toda Madagascar, el esfuerzo más grande hasta la fecha para secuenciar los genomas de estos primates en peligro de extinción.

La importancia de la diversidad genética de los lemures

Este estudio reveló que la diversidad genética de los lemures ha sido fuertemente influenciada por factores ecológicos y antropogénicos. Se demostró cómo la variación ecológica, las fluctuaciones climáticas y la actividad humana reciente han impactado tanto en la diversidad genética de los lemures como en sus posibilidades de sobrevivir a largo plazo.

¿Por qué es importante?

Se descubrió que ha habido una amplia fluidez genética entre las especies de lemures a lo largo de cientos de miles de años. Esto se debe a que las variaciones climáticas conectaban hábitats antes aislados, permitiendo que diferentes especies se cruzaran, compartiendo material genético que aumentó su diversidad en general.

Además, se encontró una correlación impactante entre la expansión de la población humana, la deforestación y los cambios en las prácticas de caza, y el comienzo de fuertes declives en las poblaciones de lemures. La actividad humana reciente ha desempeñado un papel importante en la disminución de las poblaciones de lemures en Madagascar, amenazando su supervivencia.

Conclusiones y llamado a la acción

Estos hallazgos tienen importantes implicaciones para las estrategias de conservación. La fragmentación del hábitat y la deforestación no solo amenazan a los lemures al reducir el tamaño de sus poblaciones, sino también al cortar los corredores naturales que históricamente permitieron el flujo genético. Sin estos intercambios genéticos, el riesgo de endogamia aumenta, poniendo en mayor peligro a especies ya amenazadas.

“La expansión de la población humana está acelerando la pérdida de biodiversidad en todas partes. Pero la moraleja es que los humanos son solo una parte del mundo natural. Cuanto más aprendamos sobre cómo la biodiversidad es moldeada por fuerzas naturales y humanas, mejor oportunidad tendremos de protegerla”, enfatizó Orkin.