Apolo en la mitología griega tiene un sitio muy especial al ser un dios altamente valorado y venerado. Apolo era el dios de la medicina, curación, purificación y la música. Aunque era un dios muy poderoso, evitaba dañar a quienes estaban de su lado.
Ser considerado como fuente de vida, tener una belleza asombrosa y ser tan brillante como el mismo sol, le dio una fama increíble. Hasta el punto de ser considerado como el dios más amado entre los mismos dioses.
¿Quién es Apolo en la mitología griega?
Apolo es reconocido por ser el dios de la condición humana. Entre sus muchas habilidades resaltaban sus poderes de sanación, sus talentos en las artes y sus dones para profetizar. Era muy adorado en Delos porque allí nació, y en Delfos donde estaba su oráculo, sus santuarios abundaban en estas islas, al igual que en varias ciudades de Asia Menor.
Apolo en la mitología griega era también reconocido por su belleza ideal. Él era la representación de la belleza masculina, muy apuesto y con muchos seguidores. Este suele ser representado con una corona de laurel en su cabeza, y con una lira en sus manos.
La historia de Apolo en la mitología griega
Sobre Apolo en la mitología griega se conoce ampliamente por ser uno de los dioses principales de los que se habla en la Odisea y en la Ilíada. En la literatura y artes hay tantos atributos positivos a este, que es complicado no mencionarlo.
Apolo y Hera
Apolo es hijo de Zeus y de la titánide Leto, quienes tuvieron un amorío que resultó en el nacimiento de este, y su gemela la diosa Artemisa. Para Leto, no fue fácil dar a luz a sus hijos, puesto que Hera, la esposa de Zeus, le prohibió dar a luz en el continente o en alguna isla del mar. Leto entonces, encontró a Delos, una isla flotante que era reciente, y que se adecuaba a las peticiones de la diosa vengativa.
Leto pudo dar a luz en esta isla, que más tarde sería consagrada a Apolo. También se dice que Hera se llevó a Ilitía, que era la diosa de los partos, para impedir el nacimiento de los gemelos. Aunque, con la ayuda de los demás dioses, los niños pudieron nacer.
Sin embargo, la ira de Hera todavía no se mitigaba. Con ello, se dice que Apolo en la mitología griega mató a Pitón, un dragón ctónico que fue enviado por Hera para matar a Leto. Apolo pidió ayuda a Hefesto para proteger a su madre, fue cuando se le fue concedido un arco y una flecha. Con ellos pudo acabar con la criatura, pero igualmente fue castigado por esta ser un hijo de Gea.
Hera también mandó al gigante Ticio para acabar con Leto, aun así, con la ayuda de su hermana Artemisa, pudieron proteger a su madre. En esta historia, Zeus intervino, enviando al gigante al tártaro.
Apolo y la música
Apolo en la mitología griega tiene una gran relación con la música. Se cuenta que se convirtió en maestro de la lira al Hermes negociar con su invento más reciente, este instrumento, el primero en su tipo. Apolo intercambió su ganado por el interés que nació en este artefacto, que irónicamente estaba hecho de las vacas que Hermes le robó.
Los duelos musicales son otro común denominador en la historia de Apolo en la mitología griega. Por ejemplo, Pan comparó su música a la del dios y lo retó. Escogiendo como árbitro al dios de la montaña Tmolo, se dio el duelo. Pan tocó sus flautas, impresionando al rey Midas que estaba presente, no obstante, al Apolo tocar su lira, fue considerado el vencedor.
Otro más que lo desafió fue Marsias, un sátiro que lo retó. El concurso esta vez tuvo de juzgado a las Musas. Marsias tocó un aulos, un tipo de flauta que fue tirada por Atenea, y él la lira. Ambos quedaron empatados, algo que Apolo no pudo soportar, y pidió que se tocara y cantara al mismo tiempo. Al tener una lira, Apolo pudo hacerlo, Marsias no, y terminó perdiendo. Apolo terminó desollando vivo a Marsias por haberse atrevido a retar a un dios.
Él resultó vencedor de otro duelo musical, el que tuvo con su hijo Cíniras. Al perder, este se suicidó.
Relaciones de Apolo con otros personajes de la mitología griega
Como hijo de Zeus y Leto, así como hermano de Artemisa, Apolo en la mitología griega tiene un puesto notable. Este participó en la guerra de Troya, a pesar de la petición de Zeus de no intervenir en ella, Apolo lo hizo porque del lado troyano estaban sus hijos Troilo y Héctor. Los cuales terminaron siendo asesinados por la furia de Aquiles. Más tarde, Apolo contribuyó para que Paris pudiese asesinar a Aquiles, esto al guiar una flecha hasta el talón de este.
Apolo en la mitología griega tuvo un sinfín de amoríos. Más de treinta amantes se le cuentan, y con algunas de ellas, logró tener por lo menos un centenar de hijos. Algunos de los más destacados fueron el héroe Orfeo, el dios rústico de la apicultura Aristeo o el icono de la medicina clásica, Asclepio.
De todas sus aventuras amorosas, destaca las que tuvo con las musas, las nueve hijas de Zeus. Estas que eran parte del séquito de Apolo, tuvieron romances con el apuesto dios. Se cree que con cada una de ellas (Calíope, Erató, Clío, Talía, Terpsícore, Polimnia, Euterpe, Urania y Melpómene), lo hizo, y esto ayudó al desarrollo de las artes en la Antigua Grecia.
Importancia cultural de Apolo en la mitología griega
El culto a Apolo en la mitología griega fue de tal magnitud en la historia, que estaba totalmente asentado cuando las fuentes escritas comenzaron a surgir, se estima que ello fue en el 650 a. C. Está registrado que a su oráculo en Delfos asistían consultantes de toda Grecia, incluyendo a Alejandro Magno, al cual se le aseguró que sería capaz de conquistar el mundo.
Que Apolo en la mitología griega fuese el dios de las Artes, sirvió de inspiración para el desarrollo progresivo de estas en Grecia. La música, la danza, el teatro, la poesía y la pintura, lo tenían como guía. La música era muy importante para la vida de los griegos, por lo que las teorías musicales fueron desarrolladas a partir del VII a. C., con ello y partiendo de los estudios de Pitágoras, se establecieron las siete notas, así como el estudio de las escalas.
En el teatro, se le atribuye la creación de los géneros del drama, la tragedia y la comedia. Muchos teatros fueron construidos teniéndolo en mente.
Las esculturas de Apolo que se guardan con gran aprecio, siguen siendo un tesoro. Por ejemplo, está el Apolo de Belvedere, que fue considerada como epitome de belleza masculina para los europeos. O el Gran Apolo dorado de Lillebonne y el Apolo de Piombino, que están resguardados en el Museo del Lourve.
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